martes, 22 de junio de 2010

Crónicas de Bethesda VI


“ Hubo una vez, en el espacio de reserva de las dádivas de Dios, un Milagro obstinado y servicial con muchas ganas de ser tomado en cuenta y de causar conmoción y de aparecer en todas las hagiografías.. “

Carlos Monsiváis (Catecismo para indios remisos)

Una crónica con algo de Monsi en ella, en honor a, unas cachetaditas de fe.

Este pedacito de periódico quedaría mejor pegado con diurex transparente que con cinta de archivo, pero ni una papelería cerca, ni ganas de buscar el único méndigo rollito de diurex que quien sabe donde dejé la última ocasión que lo usé, pero creo que ahora sí quedó bien pegado el pedazo de periódico a la cajita del regalo que pasado mañana le daré a mi padre, en una esquina se alcanza a leer México gana a Francia 2 a 0,- pfff que buen logró dada la sequía de buenas noticias en este país -, ni siquiera pude ver el juego entre todas las ocupaciones que tenía, una de ellas era estar en el colectivo gay en un taller para prevención de VIH entre jóvenes gay, y ahí el futbol no es la regla así que ni tele donde verlo. Un mensajito de mi novio me hizo conocer la hazaña milagrosa del TRI guadalupano jugando en tierras herejes, - vaya dieron una, chance y ahora sí califiquen a la siguiente -, yo creo que sí se puede con la intercesión de otro milagrito; de hecho, propongo que la virgencita o de perdis “la rosa de Guadalupe” sean inscritas en Iniciativa México para los dos millones de pesitos, es la que más ha hecho desinteresadamente por este país, bueno, al menos eso cuentan.

Dejo el regalito oloroso (es un perfume) a un lado de mi maleta con mi laptop listos para salir de nuevo rumbo al colectivo, alisto las hojas del tallercito de Derechos Humanos que me toca dar y la dinámica de las flores muertas para sacar unas cuantas lágrimas por los derechos humanos caídos en todas las batallas que a diario se dan en nuestro contexto, listo vámonos, antes, paso a casa de mi madre a comer por invitación de ella, - chin, olvide el regalo – ya lo traeré mañana o el domingo. Los tópicos: la selección ganó, es la tercera ocasión que le ganamos a Francia en algo, dice el comentarista de la tele, - a chingá ¿en serio?- pienso, y él mismo me responde que sí, recordando la batalla de puebla, el gol del abuelito del chicharito y ahora, mmm, pues sí, pero perdimos la guerra, empatamos y ahora dudo que ganemos al mundial, pero sí es la tercera ocasión, Francia… un día tengo que conocer Paris. Otra noticia se oye en la Televisión: murió José Saramago, la izquierda internacionalista pierde un gran hombre y yo ni siquiera he leído “El Evangelio según Jesucristo”, libro que le valió el exilio de su país y ahora creo que el privilegio de codearse con el Cristo del que él habló en ese libro, digo si los milagros existen. Todo el día concluye normalmente con poquitas lágrimas en mi taller, creo que la realidad y la calle son más crudas. – Necesito comprar “El Evangelio según Jesucristo”- la siguiente quincena, si dios me da licencia (o dinero al menos) dejaré un huequito para hacerlo.

La selección y “Sara – Mago” la escritora (como dijo el funcionario del PAN en la tele) despiden mi noche en las noticias, para entregarme a no sé qué estado (entre una almohada vieja y el calor he medio dormido o medio despertado estos días) hasta el sábado. Medio día y la pitadera en su segunda vuelta de la camioneta del agua embotellada me despiertan, dormí mucho por la desvelada y el cansancio que logró vencer el calor hasta pasada la media noche; me tomo medio vaso de leche que queda en el cono y salgo corriendo de nuevo rumbo al colectivo, el tallercito continuó con el psicólogo recién incorporado a la asociación, una serie de preguntas de autoanálisis bombardean nuestra conciencia, que si idealizamos a la pareja y nos decepciona, que si vivimos en la apariencia, que si nuestros complejos nos impiden formalizar relaciones, que si asumimos roles por complacer más que por convicción, etc. etc. puras preguntas que tendían a resumir todas las actitudes que como gays hemos tenido todos en algún punto en este ambiente tan metamórfico, donde a veces hay que parecer serpiente y otras mariposa para sobrellevarlo, pero claro está, todos los presentes hacíamos lo más fácil, ver la viga y hacer justicia en los bueyes de mi compadre, así que la dinámica fue un poner y quitar sacos con la mirada entre todos, menos al nuevo integrante del colectivo, nuestro nuevo compañero travesti, las bromas y las preguntas incómodas recíprocas fueron rompiendo el hielo con él y ella, dualidad que aún me resulta difícil comprender pero que sé es necesario hacerlo. Alguna prueba de fe será para refutar o confirmar convicciones dentro de la organización. Creo que hacen falta más trans en las instituciones de convicción, hay más autenticidad en ser así que en la fe ciega de dientes para dentro. Dato curioso, las imágenes religiosas en la edad media y en los estados confesionales se hacían con hombres vestidos de santas y beatas, porque las mujeres no lo eran tanto para posar ante un artista; puro travestismo de fe pues, nada raro, solo que ahora no se plasma en ayates y lienzos, sino en cuentas bancarias, dobles morales, mezquindades y declaraciones mediáticas. Sí, creo que sería mejor tener más travestis de verdad en las iglesias, eran más convincentes o al menos sus retratos sacros eso parecen, más convincentes.

Más tarde comida en honor a mi padre, el regalo se me olvidó de nuevo, pero no importa hasta el domingo es el día oficial de celebrar o arrepentirse por ser papá, así que será mañana que traiga el tónico oloroso que daré a cambio del sudor de veinticuatro años de dependencia económica, mi padre tuvo que trabajar hoy (como la mayoría de los padres a los que semana inglesa les suena a gracia divina más que a normalidad), mi madre por lo tanto decide, como antes, que estaría bueno esperarlo para celebrarlo, son las 6 de la tarde - no debe tardar-. Unas tostaditas con guacamole para aguantar estarían bien y mi madre pone manos a la obra, unto una con hambre, en la televisión un féretro rodeado de chillones y trajeados me hace pensar que siguen los funerales de Saramago, hasta que veo la imagen de una vieja con cara descompuesta como loca (así le dijeron en el año 2006 cuando junto con otros locos de democracia nos sentamos en la calle más hermosa de México a pedirla), y en ese manantial de tristezas posadas u honestas identifico a Elena Poniatowska, quien habla de Monsi, diciendo con verdad, dolor y modo de princesa polaca: “…tu mensaje fue ennoblecernos y hacer que creyéramos en nosotros mismos, porque tú eres la nobleza misma, el compromiso mismo, la defensa de los derechos humanos, la indignación y el llanto en Acteal, la frase que alguna vez exclamaste tú que jamás, jamás decías groserías: ¡Ahora sí que no tienen madre!...” – No lo puedo creer – Monsi, de quien hablé con orgullo en al primer manifestación pro gay en Guanajuato en 2007, a quien daba orgullo sacar del closet para hacer notar que la comunidad homosexual tiene también sus glorias (frivolidad que al seguramente no le importaba). Y recordé cuando leí su Catecismo para indios remisos, y como me mataba de risa su ironía mordaz, y cómo había y habrá líneas de tus textos que tendré que volver a leer hasta comprenderlas y cómo me enseñó a saber que se puede encontrar la belleza de la palabra en situaciones que es casi imposible, Monsiváis o Monsivais, amo tus crónicas con las que colaboraste a Letra S, en tus palabras descubrí como amar una ciudad que brinda glorias e inmundicias al mismo tiempo y lugar, como lo es la Ciudad de México. Monsi quien en su boca hablaba de las grandezas de su corazón, o más, que nos hacía ver las carencias del propio. Recordé como después de sacarme el miedo a la tercera ocasión que tenía que visitar la Ciudad de México comenzó a ver todas esas cosas bellas que contabas de Coyoacán, de los chacales del metro Balderas, del Samborn´s de los azulejos, del zócalo, de la catedral, de los portales, de la condesa, esas cosas que aún vale la pena, y donde yo esperaba con devoción de converso, un día verte en una de la treintena de visitas que he dado a esa ciudad dentro de esas librerías que huelen a podrido de Donceles, pero creo que ya tenías suficientes libros en tu cabeza de viejo para verte ahí, cronista de milagros, de santos, de putas y de oligarcas que se confunden entre sí, ahora tú eres milagro, y puta, y santo y oligarca de tu obra y ahora muchos hablaremos de ti sin conocerte, otros sin leerte y otros por simple moda. Son las 7 pm y mi padre no llega a su comida, dobló turno porque el hijo del patrón que lo suple decidió que podía prescindir del tiempo de mi padre con su familia y prescindió.

Mi madre ve ese féretro con una bandera gay, una de México, y otra de la UNAM encima y pregunta: -¿Quién se murió?-, - Monsiváis -, -oh, el señor este viejito que apoyaba a López Obrador - , - sí ese- ; -y ¿por qué hay tanta gente en su funeral?-; mi madre, una de tantas a las que Monsi le dio voz en sus relatos, de esos mexicanos sin voz por circunstancia que son la mayoría de este país, - te voy a prestar un librito de él para que conozcas algo de lo que escribió-, -sí mijo-, - pero de repente critica mucho la religión, pero de esa de los padres y obispos que también te caen mal-, - está bien hay que leer de todo- . No quería poner en riesgo su fe, que de vez en cuando, con ilusión de madre, trata de volver a implantarme, soy caso perdido yo creo, ni San Juditas de las causas perdidas con todo el poder de la jaculatoria ahora downloadable en los portales de fe y otros URL podrá cambiarme. Decidimos que es buena idea comer, mi padre le avisa que la patrona le dijo que el niño no podía ir, un autopermiso embotellado le dio la oportunidad de faltar al trabajo, y supongo que además de gritarle al papá lo que lo odia y romper algunas cosas en la fiesta de patrones y de paso romper las veladoras del jardincito que piden por el perdón del patriarca mayor, que bien chamuscado ha de estar en su infierno en el que tanto creen (ya son muy sonados los efectos etílicos en dicha familia). Regreso a mi casa bien lleno de pollo para eventos especiales de mi madre, con la curiosidad de hojear nuevamente el catecismo para indios remisos de Monsiváis que me costó S 10 baros (para el tianguista de libros eso valía Monsi o bueno esta obra sí), abro al azar y me topo con Gerardo, más bien con: Gerardo solo admitía lo visible y concreto y desdeñaba la causa de símbolos sangrantes, vitrales iluminados por la media tarde y mensajeros de salvación que se presentan en vísperas de la merienda a pedir ayuno hoy que hay carne. Pues hoy yo comí muy bien, mi padre va en camino a casa, pongo el perfume ahora sí en mi maleta a un lado de la laptop para no olvidarlo mañana Domingo, mañana me voy a levantar tarde, hubiera traído más pollo.


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2 comentarios:

  1. Jajaja.. Muy buen artículo, me recordó acontecimientos cómicos que ya había olvidado… Sara---mago jajajajaja. Y le ganamos a Francia en tres ocasiones!!! jajaja. Primero hay que cambiar la mentalidad de la gente que describe el Sr Carlos Monsiváis y darles a leer El Evangelio Según Jesucristo.

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