jueves, 16 de febrero de 2012

CRÓNICAS DE ANTEROS II



De la Cebra Danza Gay.


Verdaderamente si los dioses aprueban lo que se hace por lo persona que se ama, ellos estiman,

admiran y recompensan mucho más lo que se hace por la persona por quien es uno amado.

Platón, El Banquete.

I acto: ”Por los ángeles que se han ido”… y los que nos iremos.

Se abre el telón, rostros masculinos maquillados inundan el escenario, piernas turgentes vuelan por los aires mientras Mozart las sostiene y armoniza con su melodía, es el paraíso de los desterrados más allá del infierno y del cielo de la fustiga moralina; o, debería al menos, ser la bienvenida al cielo de los hombres que aman, sin saber si es laudable, pero ciertos de que es honesto lo que sienten por otro hombre. Así, entre traseros perfectos, piernas torneadas, dorsos capaces de cargar amantes de toda una vida, labios sin dueños y de todos, brazos pulidos por sus escultores al ritmo del choque con otro cuerpo masculino, así deberíamos ser recibidos en nuestro propio etéreo los ángeles desterrados del cielo y del infierno heterosexista, así el universo construya la última casa de quienes aman inspirados por Afrodita – Urania, ojalá sea escuchado este mantra corporal de La Cebra Danza Gay para que así nos bailen cuando no quede más que rendirnos cuentas a nosotros mismos y nuestros excesos. Paraíso de Esteban, un lugar donde los homosexuales puedan descansar en paz.

II acto: “Oraciones”… y jaculatorias y maldiciones y blasfemias.

A Sylvia Salomón, consejera cultural de León, a quién le sobró pudor para solamente escandalizarse públicamente de hombres bailando con faldas en el escenario, pero no de que lo hicieran desnudos y acariciándose.

Al espectador ofendido que irrumpió en los camerinos del Teatro Principal demostrando que aún queda mucho trecho por recorrer en la emancipación gay en el bajío.

Cuando escribió Monsiváis, hará por 1982, “El Rezo Desobediente”, quizá en su mente cruzaron imágenes de lo que en un futuro sería la Coreografía Oraciones de la Cebra Danza Gay. Así, cuando aquél monje se arrodilló a rezar con denuedo, pidiendo se le concediera atisbar la gloria del señor a través de la verdad de su pensamiento, y le fue concedido, para después arrepentirse cuando dio cuenta que al tratar de rendir culto acabó divulgando vergüenzas de la vida conventual y sus propios y más profundos deseos honestos; así, este monje ficticio de Monsiváis que pidió tener claros sus pensamientos para entender a Dios y se le concedió, así nos hicieron ver los bailarines de La Cebra a los gays puritanos danzando oraciones blasfemas que lo mismo sirven para pedir arrebatarle el libre albedrío a un amante, que para pedir la intercesión divina por el amante varón aunque deje de lado esposa y niños; así pidieron que como perro rabioso el amado volviera a buscar santo varón, al tiempo que se pedía perdón por la falta cometida deseando volverla a cometer, así se pidió a San Blas más por delante y por detrás. Así, estos danzantes nos mostraron la doble moral que se vive mucho en estás tierras donde lo mismo se le pide a Dios por el bien que por el mal de otros, donde lo mismo se utiliza la palabra del Cristo del amor al prójimo para maldecir y juzgarnos de antinaturales que para sentenciar que no merecemos los mismos derechos de los demás, así apenas en el segundo acto La Cebra Danza Gay consiguió arrancar de sus asientos a muchas buenas conciencias que no soportaron quedarse en la butaca viendo cómo se hacía público lo mucho de ellos piden rezando en lo privado, así contoneándose santeramente en un escenario, denunciaron aquello que Monsiváis y Emma Goldman llamaron: La Hipocresía del Puritanismo. Pero aquí La Cebra fue más lejos, pues no solo denunció la de la población hetero, sino también la que prevalece aún entre los gays y que es más reprochable.

Solamente me queda una duda: ¿Quién es Pablo Carrillo a quien tanto se le reza y baila en la coreografía “Oraciones”?

III acto … “del mal amor o mejor me voy”

“… Estos hombres se escurren por las alcantarillas de la orbe, arriban con premura los manantiales de savia masculina y beben de ellos, del alcohol, de la lujuria cotidiana, para perderse después en los manjares de una cama extraña…” José de Jesús Velasco Díaz

Platón llamó hombre vicioso al amante popular que ama el cuerpo más que el alma, porque dicho amor no puede ser duradero al entregarse a algo que no dura, pues tan pronto como la flor de la belleza del que ama pasa, vuela en otra parte, sin honrar su palabra ni sus promesas. Pero el amante de un alma bella, permanece en espíritu fiel toda la vida, porque lo que ama es durable y va más allá del cuerpo.

Varios amantes envueltos en el misterio de un faldón negro se muestran de a poco en algunas partes entre sí, se acarician y besan mientras hacen el amor danzando, para pasar al siguiente y al siguiente, es un epílogo de la vida sexual de muchos quienes pertenecemos al mundo gay, donde sobran cuerpos buscando amarse viciosamente solo en sí, no más allá. Una ronda interminable de acariciantes que circundan la vida de un gay, el más joven de la coreografía parece, cuyo cuerpo atrae los favores de los demás que son materia dispuesta, menos cuando lo que pretende compartir es su corazón y no solo la carne, como muchos hacemos o nos han hecho. Quizá este es el mal amor del que habla esta compañía dancística, el amor solo al cuerpo que nos resulta fascinante a muchos, me incluyo, pero que al final nos deja un poco más vacíos, esperando a que llegue el siguiente que nos hará vibrar el cuerpo y los genitales pero no tocara ni una pizca del alma, para después marcharse, mientras llega al que atesoraremos en alma aunque quizá en cuerpo nunca lo tengamos.

Las faldas negras caen y la cuasi desnudez aflora a un ritmo incesante de caricias y soledad. Termina el acto, terminado todo y la soledad siempre estuvo presente entre tantos.

IV acto …” José y Ganímedes” … De cómo las estrellas nos hablan del amor de un Dios.

Pensamos que el amor de Dios, es el tradicional, el que siempre hemos entendido con miedos y sus contradicciones, al que seguramente a José en su pueblo provinciano que retrata la Cebra en su montaje de Ganímedes le enseñaron a temer antes que amar, hasta que le hablaran de otro Dios. Un Dios que le entregó una constelación de amor a su más bello amante, bautizándonos a todos los acuarianos a su encomienda. Así José descubre que cuando todo le orilla a esconder su amor por aquél que lo desvirgara por primera vez, bastaría con mirar al cielo entre la milpa de su pueblo provinciano para admirar la belleza celestial del amante juvenil de el más viril de los dioses, la misma belleza que quizá muchos helenos, hasta Kavafis desde su apartamento en Lepsius, admirarían para inspirarles…

“Tanto he mirado la belleza

que mi visión vive en ella.

Líneas del cuerpo, labios rojos,

sensuales brazos,

cabellos copiados de las estatuas griegas,

bellos, aún despeinados,

cayendo un poco en las frentes blancas.

Rostros del amor,

como mi poesía los deseaba en las noches de mi juventud,

encontrados, en secreto, en mis noches”

(Constantinos Kavafis)

Así nos enamoramos los gays entre las milpas, las azoteas, los callejones, y los más suertudos, en un ambiente clandestino o público hecho para ellos; y los pocos, los divinizados, en los montes de Ida, pero al final todos nos rendimos al culto que le valío servir copas a los dioses al más bello de nosotros que haya existido, el que nos observa desde las estrellas sin juzgar en que clase de cama hemos yacido, Ganímedes, al que José soñó imitar desde que cogía entre los huizaches del rancho hasta las camas de gira en las urbes, buscando alcanzar los cielos, no sin antes arder en su propia hoguera que hizo para consumirse y transformase en estrella desde la cama de un sanatorio público.

Ese es el Ganímedes que la Cebra nos hizo llorar codo a codo en las butacas del Teatro Principal en Guanajuato a todos quienes al mirar el cielo vemos ese reducto de Dios que lo supo amar.

2 comentarios:

  1. INTERESANTE, YO LOS VÍ EN ESCENA EN DOS OCASIONES Y TIENEN UN TRABAJO SUPER PADRE, RIVERA MOYA ES POTOSINO.. SALUDOS

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    1. Gracias Orlando, la verdad son fantásticos en escena acá causaron furor y escandalizaron a uno que otro pero la técnica y calidad del show nadie la cuestionó.

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