"Cruxifición" (Muestra Circus Christi) de Fernando Bayona |
" … El amor
que ya ha pasado, no se debe recordar" (Veinte años).
Hoy 25 de septiembre, sería tu cumpleaños; curioso resulta por la coincidencia que
implica con otro hecho de mi vida actual, éste solo yo lo conozco y quizá otro
amor que no la conocerá hasta leer estas letras, quizás. El fragmento de canción
que inicia esta crónica tiene en cierto modo algo que ver con lo que fuiste: un
primer amante, alguien ya dejado en el pasado y, justamente, tenías veinte años
cuando moriste. Fuiste el primer hombre de quien me enamoré.
Pocos
conocen tu historia, quienes la han escuchado conocen apenas fragmentos, son
pocos los episodios que he compartido de aquellos cuatro meses, geniales, a tu lado, hoy celebrarías
34 años de edad.
Fuiste un amor que partió sin despedirse, cuando esto sucede aprendes que, incluso las despedidas a tiempo y en forma no son tan malas, primero tuve que resignarme a pensar que decidiste irte, después, mi duelo por ti inició hasta nueve meses de tu partida; bien hubiera valido al menos un "hasta luego" cuando te marchaste para siempre. De esto va esta memoria.
Fuiste un amor que partió sin despedirse, cuando esto sucede aprendes que, incluso las despedidas a tiempo y en forma no son tan malas, primero tuve que resignarme a pensar que decidiste irte, después, mi duelo por ti inició hasta nueve meses de tu partida; bien hubiera valido al menos un "hasta luego" cuando te marchaste para siempre. De esto va esta memoria.
Fuiste mis primeras palabras de
amor; una inauguración de Festival Cervantino vista desde la azotea de tu
departamento de estudiante, mientras observábamos los fuegos pirotécnicos, con
algo de alcohol acumulado de toda la tarde me dio el valor para pronunciarlas:
-
Me…
has gustado desde hace mucho tiempo, quería decírtelo desde hace unos días pero
no me atrevía, me daba miedo que te molestara o que reaccionaras mal - interrumpiste.
- Desde que nos
presentaron, también he sentido que me gustas
mucho, ya no aguanto y pues también quería decírtelo, quería aguantarlo pero... También me gustas, si quieres irte entendería- ,
Unas caricias torpes y uno cuantos besos nerviosos terminaron
por romper la tensión, era el penúltimo fin de semana de octubre del dos mil uno;
hoy, sólo es una nostalgia con la misma emoción de ese momento. Dos días después, la amistad ya era un noviazgo, oculto y secreto porque así lo pediste, como debía ser para ti en ese momento.
La rutina de querernos se concretó a
los lunes y miércoles, el primero por coincidencia en horarios de clase que
aprovechábamos para almorzar juntos, el segundo porque tu hermana no estaba en
casa por las tardes, este era nuestro favorito, casi siempre se trataba de
hacer el amor.
Más que la necesidad de estudiar economía, lo que te llevó desde Monterrey hasta Guanajuato fue, siento yo, querer vivir sin vergüenza tu sexualidad, no sirvió; te mandaron de roomie a tu hermana en tu segundo semestre y pues la trama de secretos se tuvo que replicar aquí. La querías mucho me consta, tanto que nunca se enteró que yo existía para ti en algún sentido más allá de amigo, tuvimos el cuidado de no darle el "disgusto"; ella y tú tenían el ceño y los ojos muy parecidos, grandes con ese café oscuro casi negro y de un blanco brillante alrededor, ojos muy regios pues, así te llamé de cariño "ojos".
Más que la necesidad de estudiar economía, lo que te llevó desde Monterrey hasta Guanajuato fue, siento yo, querer vivir sin vergüenza tu sexualidad, no sirvió; te mandaron de roomie a tu hermana en tu segundo semestre y pues la trama de secretos se tuvo que replicar aquí. La querías mucho me consta, tanto que nunca se enteró que yo existía para ti en algún sentido más allá de amigo, tuvimos el cuidado de no darle el "disgusto"; ella y tú tenían el ceño y los ojos muy parecidos, grandes con ese café oscuro casi negro y de un blanco brillante alrededor, ojos muy regios pues, así te llamé de cariño "ojos".
Así transcurrió el final de tu cuarto semestre de la licenciatura en economía, entre vernos a escondidas, preocuparnos porque no se enterase
nadie de lo que sucedía (aquí fallé, una de mis mejores amigas lo supo) y
descubrir los celos por alguien, nunca me pareció la amistad tan cercana que
tenías con... En cierto modo creo disfrazaron su gusto mutuo
en una mera amistad, pero siempre sospeché que se deseaban. Eras muy inteligente, siempre me hablabas de variables,
luego un tanto de Keynes, pasabas después a criticar el gasto del gobierno,
entre una cosa y otra venían las caricias y los besos, así se me fue mi primer
semestre de facultad. ¡Vaya ironía!, mi primer examen extraordinario de carrera resultó ser economía, valió la pena reprobar, a cambio de esos 4 meses de estar más pendiente de ti que de la universidad.
Las mejores tardes del 2001 las pasé
en la azotea de tu depa; un par de cervezas, los ladrillos que hacían de silla
y la noche de Guanajuato estrellada con las montañas alrededor eran el escenario
para enamorarme más, a comienzos de diciembre te habías decidido a pasar
una semana aquí después de terminado el semestre, el plan era conocer la sierra
de Guanajuato juntos, esa noche me quede a dormir en tu cama individual, en
realidad no dormíamos, desvelarse a los dieciocho años por mi primer maestro amante bien valía la pena, tú de 20 años, tenía más experiencia en el placer gay. Se te hacía tarde por egresar, decías: - en cuanto empiece a trabajar
podré vivir en mi propio depa y juntarme con alguien que quiera mucho sin andarme
escondiendo, ¿te gustaría vivir conmigo?… Un hubiera que bien su pudo
intentar.
A
media luz recuerdo como era besar tus labios, ahí tomé el gusto por besar con
los ojos abiertos, ese tono un tanto morado de tu boca regia me encantaba.
Tenías una mueca particular que me gustaba mucho, te mordías el labio inferior
del lado izquierdo mientras resolvías alguna tarea o duda, siempre daban ganas
de besarte.
La noche que más recuerdo creo que fue la antepenúltima que te vi; estaba sentado en la ventana de tu depa mientras tú
sacabas del refrigerador algo de comida para recalentar, reproduciste algo en tu estéreo para CD´s y, entre todas las canciones, sonó “You Sang to me” de Mark Anthony, apagaste el sartén donde
recalentabas, giraste y dijiste – ¿Te gustaría bailar? - , tomabas clases de salsa, así que eras un
genial bailarín, fue la primera vez que bailé sintiendo la música, aún escribiendo esto y cuando escucho dicha canción me pienso bailando contigo…
… Cause I'm not afraid of love
For the first time I'm not afraid to love
This day seems made for you and me
And you show me what life needs to be
Yeah you sang to me
Oh you sang to me …
Pasaron las vacaciones decembrinas,
concluyeron sin noticias tuyas, a finales de enero regresamos a clases en la
Universidad, iniciaba mi segundo semestre, pasó febrero, marzo, el semestre
completo, la verdad es que fue hasta Marzo que intenté llamarte y enviarte
mensajes al celular, en su momento creí que simplemente las vacaciones y la distancia te habían hecho cambiar de parecer por lo que iniciaba entre
nosotros, que habías decidido no volver a Guanajuato, olvidarnos o que tu familia te había retenido en Monterrey, al tiempo descubriría que no fue así.
Iniciaba mi tercer semestre, llevaba un mes en una segunda relación (muy mala por cierto) y comenzaba octubre del año 2002,
caminando a un costado de la Universidad, me topé de frente con tu amiga,
la única que me habías presentado, no aguante las ganas y le pregunté si tenía
noticias tuyas, su reacción ante la inmediatez de la pregunta fue de
desconcierto...
-¿No supiste la noticia?, falleció en un accidente hace casi un
año, en las anteriores vacaciones de diciembre cuando fue a Monterrey - , - ¿estás bien?,
-
sí sí no te preocupes, es sólo que me resultó en sorpresa la noticia, no la
esperaba - , no lo esperaba y por mucho tiempo recurrentemente pensaba que no debió ser así. ¿Qué pensamiento llevarías a cuestas que te descolocó y te hizo chocar?
Ahora solo eres un recuerdo que no
envejece, un momento guardado para siempre porque nunca tuvo el final ordinario
de una relación, eres el inicio de quien te muestra lo que la vida tiene que
ser o... no ser, eres esa muequita de labio izquierdo inferior mordisqueado en un vago recuerdo.
Para Salomón, quien me enseñó a amar y perder…
El amor rara vez dura cuando se le divulga demasiado????...
ResponderEliminarEl amor dura lo que tiene que durar...
Eliminar😭😭😭😭😍😍🙋
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