Ciudad de Hombres Solos…
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"Sin título" Autor: Jean Cocteau. |
“… Dance me through the panic 'til I'm gathered safely
in
Lift me like an olive branch and be my homeward dove…
Lift me like an olive branch and be my homeward dove…
Let me feel you moving like they do in Babylon
Show me slowly what I only know the limits of…”
Show me slowly what I only know the limits of…”
(Leonard Cohen)
Es una tarde fría, de ánimos
grises, el paso acelerado de los viandantes sobre Reforma se hace lento ante mi
absorto pensamiento ((pronuncié palabras muy bellas… a pesar de la audiencia que las
aplaudió me sentí solo)); esta sensación de sentirse
ajeno, exiliado, venático, con las melancolías a cuestas y las anclas livianas
me embarga un poco, es el clima quizá.
Tomo rumbo hacia la esquina y veo el pequeño mall sobre la avenida, estaría
bien beber un poco de chocolate caliente, un par de litros de leche comprados
me enfrían las manos.
La lluvia es poca pero
constante, se mete bien en los huesos y las soledades, lo absorto me hace
resbalar un envase de las manos, procedo a recogerlo, al levantar la mirada los anteojos húmedos permiten ver a un hombre joven a tres metros de distancia,
el pensamiento vira a contemplarle (que guapo luce), la mirada es de reojo
cuando se sabe que es poco posible la correspondencia.
Una sonrisa debajo de sus ojos
azules me saca de la mente, mi reacción insegura es doblar la vista sobre el
hombro, me cercioro que no haya nadie detrás
mío, no lo hay; ((¿es para mí la
sonrisa?, naa)). En esta colonia las bellezas y los enamoramientos
cuentan con cada milímetro de cinta métrica que resalta el cuerpo, tales dones no
destacan en mí.
Río Tíber y sus calles
ventosas lo tornan más frío aún, el semáforo
cambia y aprieto el paso, siento un andar detrás mío, giro y la sonrisa se
presenta de nuevo, una mueca tímida de mi parte es la primer respuesta, un
acento sudaca me saca del sonrojo, - ¿por qué no venís y decís tu nombre?... emm…
Ángel… yo soy …-.
Fluidas las palabras, indago y
constato su origen caraqueño, el diálogo es breve hasta llegar a la entrada de
mi departamento, aún inseguro me despido afirmando mi disposición amistosa; él,
más contundente, pide ser invitado, torpe no atino sino a afirmar con la única
garantía de seguridad personal que nos damos aquí, - claro, ¿gustas un café?, “tengo un roomie” pero no hay problema, es muy
open -.
Un mal café acompañan sus
certezas recibidas a buena fe: 27 años, casado con un francés entrado en años que
le dejó en México esperando su regreso para tramitar visado, pasante de dos
carreras, vive cerca, no usa “grindr” pues su pareja es posesivo, sus supuestos hobbies como la lectura afloran, se me ocurre preguntar qué le gusta leer, no atina respuesta y sonríe, rompo la
incomodidad hablándole sobre “el vampiro de la colonia roma” al tiempo que se lo recomiendo, no puede partir de México sin leerlo, ríe más y afirma que
es algo así como lo que es él, carcajeamos. Tras confirmar mi amor profundo por
mi pareja y saber que no habrá enredos más allá de lo fugaz, dejamos las tazas
medio vacías sobre la mesa de sala.
Ya sin el café de por medio,
con la playera en los antebrazos y sobre el rostro pregunta a qué me dedico, - abogado,
¿y tú? -, una carcajada suena en la habitación, ésta confirma mis estereotipos,
entre risas afirmo – eres chapero verdad, sí,… ¡no tengo dinero he!; sos
amable y necesito amigos, con eso bastó, pagado está -.
Al partir asegura que de pronto llamará a
la puerta para charlar, pregunto su whatsapp y me hes negado, su
esposo es celoso y los clientes muchos dice, no podría haber diálogo personal,
además que se perdería entre el resto de mensajes, no tengo duda que así sea,
no dejó duda alguna.
Seguro yo, que no habrá una
segunda visita, él parte afirmando que de pronto pasará y tocará para charlar, dice
que le gustaría tener más amigos que no lo juzguen o que no sólo le busquen por
un polvo, le confirmo que es poco probable que me encuentre, hoy fue
excepcional mi estadía en el depa a esta hora, - quizá coincidas más con mi
roomie, es muy agradable, seguro platica contigo también-, vuelve a prometer
que llamará a la puerta pronto, cierro sin prestar atención a lo demás.
Esta ciudad son hombres solos. Somos hombres solos.
A.G. Cabrera 10/11/2016
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