domingo, 23 de mayo de 2010

Crónicas de Bethesda V



Parece que estas semanas tenía de mucho y de nada sobre que escribir mi crónica, podía ser sobre el aniversario del antro de moda pero me dio flojera hablar de lo mismo que sucede siempre en ese lugar solo que ahora con un toque de "glamour" con brillantina un muchos rostros, telas corrientes, un cover sobre valuado y el alcohol a todo lo que dio fluyendo entre las locas, así que me dio mucha flojera; pudo ser el evento cívico del día internacional contra la homofobia con su gente curiosa, consiente, solidaria o morbosa, el éxito mediático y la persona con discapacidad que me dio una valiosa lección de lo que implica NO DISCRIMINAR o sus fallas como las veladoras por la paz que nunca se pudieron encender como si supieran que no tiene caso encenderlas dada la situación del país; pudo ser el beso de la polémica en primera plana del diario de circulación estatal, que le valió un debate de más de 50 páginas en los comments por la – aberración moral- del beso o el – valor civil – del mismo beso visto por diferentes criterios, convicciones, moralina o congruencias, beso posado realmente por mí y mi novio para la causa, pero que ya se discutió tanto que sobra que yo le refiera más líneas; pude haber hablado también de las maravillosas y putescas anécdotas que nuestro mecenas del colectivo abordó sobre 30 años de antecedentes referentes a ser gay en este pueblo, pero es tan conocida su leyenda, promiscuidad, obra y filantropía que sobra dedicarle tanto espacio. Pude haber hablado de todo esto o de nada porque me daba flojera escribir con la misma línea de las cuatro crónicas anteriores, pude haber hablado de esto si no hubiera sido porque todo esto no tiene importancia cuando te enfrentas a la realidad de muchos chicos casi adolescentes que se divierten entre la brillantina y el cover sobrevaluado, que igual se acercan a solidarizarse o se esconden para evitar el saludo del que reclama en público sus derechos humanos, que leen o más seguramente no el periódico donde sale una pareja gay besándose, que escuchan las anécdotas de los gays mayores que los aconsejan o los desvirgarán aprovechándose de su experiencia o que, simplemente ignoran tanto que pueden joderse la vida por amor, una mala decisión o por un momento de placer exprés.


Es sobre esto último que decidí escribir, como siempre pero ahora con más razón, sin hacer referencia a personas específicas, trasgiversando un tanto las situaciones y evitando ser muy concreto en cuanto al contexto para evitar que alguna mente torpe trate de adivinar a quien me refiero en un intento de saciar su necesidad morbosa de saber cómo andan las cosas con respecto al VIH/SIDA en su contexto, (existen quienes torpemente piensan, que saber ¿quién? más que saber ¿cómo? es la mejor manera de protegerse, la experiencia me ha enseñado que es mejor saber ¿cómo?, bendito condón) (PD: también aborrezco a las personas que reenvían las cadenas de mail con fotografías de otros diciendo que hay que cuidarse de fulano o mengano porque es portador); y sí desafortunadamente, después de cientos de anécdotas que he escuchado entre activistas afectados y no afectados por la enfermedad, de cientos de pláticas en donde aún subsisten las ideas tontas de que en mi contexto, nivel económico, mis contactos nice o a mi edad no me puede pasar, después de hacer amistad y contar entre los amigos más queridos en diferentes lugares del país a seres humanos afectados por este padecimiento que a pesar de ello anhelan vivir, enamorarse, coger con alguien que quiera más que su cuerpo y ser felices, después de todo esto, duele decirlo, pero el VIH/ SIDA es un tema, situación o realidad que está presente muy cerca del contexto de la comunidad de hombres gay, aunque muchos pretendan vivir pensando que no es así.


Fue hace poco o mucho tiempo, según se haga memoria, que me capacité de manera adicional a mis habilidades de abogado o redactor, para poder brindar consejería de prevención de ITS y detección de VIH, fueron varias horas y semanas en donde me zampé la norma oficial sobre el tema, tratados internacionales, literatura, testimonios, fueron también varios los ensayos donde practicaba en la ficción cómo aconsejar para hacer conciencia de que la prevención es la mejor medida para vivir, que amar no es lo mismo que confiar a ciegas o cómo decirle a alguien que era positivo y los pasos que debía tomar, cientos de horas, conocimientos y prácticas que poco o mucho me sirvieron cuando llegó el momento por primera vez en que tuve que ver a un chavo a los ojos y decirle eres VIH positivo, o tu prueba es reactiva o eres portador del virus de la inmudeficiencia humana, cientos de horas de capacitación, testimonios o prácticas que se resumen en una mirada húmeda perdida en el vacío con la memoria a toda revolución tratando de descubrir en qué momento te despojaron de tu cuerpo, de tu ser, de ti, para dejarte más huellas que las del alma para el resto de tu vida.


Todo comenzó con una llamada con tono de urgente en la voz, que me pedía una consejería referente un… – algo raro ahí, abajo, como granitos que no sé que son-, la voz un poco entrecortada de angustia me pedía varios consejos así como un consejo medicamentoso para quitarse la vergonzante molestia, yo no creo que sea vergonzoso, fue la descripción final que el solicitante le dio a su situación, yo pienso que solo son cosas de la vida y malas decisiones; todo la charla se resumió a una cita en hora y lugar específico, acompañada de una recomendación -sería importante también que te realizarás una prueba de detección de VIH-, la cita se acordó con esta recomendación aceptada. Llega el día de la cita, una cara de preocupación te antecede al saludo que me brindas, las presentaciones se realizan y comienzo con un tono cordial haciendo el entorno más confiable, es la mejor manera de apoyar y lograr que alguien sea honesto para poder obtener la información necesaria para brindar la ayuda oportuna, una revisión física rutinaria, un breve resumen de la vida privada, y unas pequeñas consultas me permiten dar un diagnóstico, papiloma, el tiempo que tuvo que pasar para que el dolor venciera a la vergüenza y te atrevieras a buscar ayuda de manera directa fue bastante a lo que cualquiera puede aguantar por ejemplo con una gripa o una astilla en el dedo, en ese lapso de tiempo una institución médica pública que se dice reconocida en la ciudad te recomendó untarte esto o lo otro pero ni siquiera te inspecciono ni actúo con ética; después, pasamos a lo siguiente, (según las estadísticas del sector salud al menos en 20 por ciento de los casos donde existe una ITS presente existe la posibilidad de que este acompañada de VIH), yo no pensé que fuese el caso, creí que sería una prueba rutinaria donde el nerviosismo se disipa ante un diagnóstico negativo y se pasa a las bromas y los consejos de prevenir para evitar ponerse a pensar mucho mientras se espera el resultado (15 a 20 minutos en promedio), tu caso no fue así, vi la banda reactiva que me indicaba con dos pequeñas líneas que era positiva, esperas sentado frente a mí con el nerviosismo clásico, supongo que quien te contacto conmigo te platicó más o menos como es el procedimiento a seguir, cuando te sugerí que era conveniente sacar otra muestra supongo que notaste que la rutina comenzó a no ser la misma.


Cuando te vi me pareciste conocido, en el ambiente todos al menos en alguna ocasión nos cruzamos por los mismos caminos, tugurios o camas, esto último no fue el caso conmigo pero sí el de los caminos y tugurios. Yo pensaba que eras mayor a tu edad real, un adulto joven, otros pensarían que casi un adolescente, depende de la distancia entre tu apariencia y de quien te calcule la experiencia, para mí una vida en proceso de consolidación. Tomé la segunda muestra y en esta ocasión la reacción fue más rápida de lo esperado en el equipo clínico, el destino y la ciencia aceleraron las reacciones químicas para que tuviera que respirar profundo más pronto y enfrentarte con tu resultado, nuevamente dos líneas púrpuras me decían =, reactivo, o *+, el nerviosismo se sintió más fuerte cuando te vi de frente, tus dedos jugaban con tu pelo crespo y el gel seco comenzaba a aglutinarse como caspa artificial en tu oreja, comencé con un… – es importante que te tranquilices y que sepas que cuentas con todo nuestro apoyo para lo que necesites y para canalizarte a la instancia pertinente -, (espero nunca llegar a repetir estas palabras y mucho menos tomarlas como una rutina predecible en mi activismo), tu respuesta fue más sorpresiva –es positiva verdad, era algo que ya esperaba-, no sé cuánto tiempo más estuve platicando contigo y tranquilizándote, fue un momento tan íntimo que ya ni siquiera te pienso como un extraño, unas lágrimas que te brotaron por un rato sellaron la nueva perspectiva que tendrás ahora de tu vida y lo mucho que le queda gracias a tu diagnóstico oportuno y en buen tiempo. Esa cita concluyó con una última consejería con recomendaciones propias para sobrellevarte con tu acompañante ahora vitalicio, que trato en mi vida nunca llegar a tener que seguir; un documento redactado por mi parte con la mente dándome mil revoluciones que hacían simbiosis con las de tu mente cerró nuestra cita, documento donde te refería a la institución correspondiente para seguir el protocolo necesario y brindarte la consecuente atención que requieres. Ese día no pude dormir muy bien.


La mente me dio mil revoluciones por la noche, las caras que me cruzaron por ella de tantos que he visto en los mismos lugares y situaciones que frecuentamos tú y yo me robaban el sueño, soy humano y también pequé en exceso de ahondar repasando cuantos rostros he visto a tu lado y mi lado, no juzgué ni juzgó, ni pretendo hacer algo al respecto, fue un procedimiento que simplemente mi cerebro no podía evitar repasar en mi cabeza, tantos rostros y caras anónimos y anónimas que vivimos en esta comunidad y que en algún punto tal vez se crucen como el momento en que te vi de frente y te di tu diagnóstico positivo, ojalá muchos tuvieran el valor que tuviste ese día que me diste el sí para aplicarte la máxima la verdad os hará libres en una jeringuilla que te dará la oportunidad, al igual que muchos, de seguir viviendo con más calidad de vida. No sé si el antro de moda y su glamour, la homofobia o la discriminación, los derechos humanos o la falta de divulgación, la ignorancia o la moralina, los amantes ventajosos o el amor tengan algo que ver o no con lo que te pasó. No sé siquiera si se hubiera podido evitar o no, porque solo cada quien en su conciencia trae guardadas las verdades que moldean nuestra existencia, no sé, no sé, lo que sí sé es que ese día me marcó, ojalá que nunca tenga que volver a tomar otra segunda muestra en ese escritorio.


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