
BUSCADORES
Los hombres
que gustan de otros hombres,
en el mayor caso,
gustan
sólo sorbos
inmensos
de carne, cuerpo,
deseo, pasión,
olores líquidos
de agua salitrosa
que brota al roce
de caricias ajenas,
de Alientos desconocidos.
EN DF dice:
Aquellos hombres
degustan el peligro
que se pasa ausente
–callado, imperceptible, tierno–
por cada artera descubierta.
Son transeúntes
de calles deshabitadas,
conformes con ninguna realidad,
en cada esquina,
en cada lugar oscuro,
esquivos
inadvertidos por la ponzoña
fatalidad;
enloquecidos
en la bajeza
de las aceras
ruedan ausentes
en aquella esquina,
mojando las ganas,
en la otra,
en ésta.
EN DF dice:
Estos hombres
se escurren
por las alcantarillas
de la orbe,
arriban con premura
los manantiales
de savia masculina
y beben de ellos,
del alcohol,
de la lujuria cotidiana,
para perderse después
en los manjares
de una cama extraña.
(Para alguien que ame y amo por ser tan valiente José de Jesús Velasco)

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