
El sábado pintaba para ser un día ordinario, reunión casual con amigos, igual que casi todos mis fines de semana (está ocasión precedida por una discusión facebookera en la que termine dejando aflorar mis broncas de lana por una propuesta de ida a Léon que no se concretó). Antes de los amigos, cumplir con las obligaciones familiares, una asistencia fugaz a una misa-regaño donde el tema central fue la perspectiva de como los padres deben ser buenos padres desde el punto de vista de alguien que nunca lo será o si lo llega a ser será desde la clandestinidad, acompañada de una verborrea de como los gays podemos destruir familias o poner en riesgo el "estado natural" de las cosas; todo el rollo frente a una pequeñita cuyo mejor futuro será el del esfuerzo por destacar en una familia de jóvenes con cuatro hijos, en una circunstancia donde pensar tener uno es un privilegio.
Después de las penurias religioso - moralistas y de llevar a una niña a recibir su primer dosis de culpa para que sea gente de bien en el futuro, regreso a casa, una llamada basta para concretar la reunión de este día, la gorda gandalla y el flaquito vendrán de visita, hay que lavar el baño a madre en veinte minutos antes de que lleguen, el moho del lavabo así lo exige. Llegan y despues de un rato y de la hambre que nos agarra , lo decidimos, nuestros estómagos exigen una buena dosis de grasa de chorizo, embadurnada sobre un bisteck cortado a golpes de chompimachete y joticuchillo de tacos el wero en la calle de la compañia. Son las ocho de la noche y nos dirigimos con rumbo al encuentro de mi paladar con una torta combinada y dos quesadillas de chorizo y bisteck (últimamente que inicie mis idas al gym me da un buen de hambre y unos ganas de ser activo jajaja, cosa de la testosterona supongo). Una vez satisfechas las exigencias del paladar agarramos camino con rumbo al departamento de la "que horrorz" esperando que en el camino tengamos una mejor idea de que hacer esta noche, el flaquito por precaución decide regresar a su casa para despistar la mirada materna de un posible escape hacia la perdición de una noche calurosa de primavera en sábado.
-ok, te vemos más tarde-, -vale-, -avisas cuando te escapes, te esperamos en el depa de la "puta" - (dícese de los amigos que nos sabemos las más bajas anécdotas). Al cabo de un par de horas el tiempo aprieta y no hay plan, suena el celular de mi amigovio, la gorda con la esperanza de encontrar lo suyo viendo manhunt en la computadora, y yo, con la curiosidad tratando de estirar la vista para ver que nombre me revelan las letras anunciantes de la pantalla de mi amigovio, no lo logro, pero aún así descifro la conversación: - sí van a venir -, - no sabemos, estamos decidiendo-, - no sean mala onda, los invito, es más si vienen les regalo unas cortesías-, - vale, ahí nos vemos-; una deliberación de tres con la tentación del soborno de una chela gratis lo decide, esta noche nos vamos al wish garden de antro. Un mensaje al flaquito, - llega antes de las once, vamos a wish-. También se me ocurre decirle a mi amigovio que invite a la más reciente adquisición del club de amiguis, el bailarin amante. V A M O S A L W I S H G A R D E N, M I N O V I O N O S E E N O J A, T E I N V I T A M O S , escribe mi amigovio con su teclado de celular trabado, la respuesta, no se hace esperar - claro, sí voy , los veo a las 11 30 en el teatro principal -.
Llega mi amiguito flaquito después de una travesía gatuna de escape de su casa por en terreno baldío, caminamos con rumbo al teatro principal, -así que esa muyerz con sombrero que viene allá es tu macho-, dice mi amigo gorda gandalla con ironía, mi amigovio contesta lo propio, el bailarin amante se aproxima con cautela saludando a todos tratando de evitarme (alguna ocasión tuve que enojarme para dejar en claro los límites), me saluda y andamos rumbo al wish. A la entrada, cover cuarenta pesos "HOY YURI", mucho para el antro supongo que pensamos todos, pero el flaquito se nos adelanta, pide chance de entrar a buscar a X y regresa acompañado de un chacal de gestos toscos, gluteos grandes y actitud firme, - deja entrar a los cinco we - , - ¿a los cinco?-, -sí los cinco vienen conmigo-, creo que mi amigo flaquito en algún momento desquitara los dosccientos pesos que no entraron vía cover.
Ya adentro el ambiente un tanto denso, a lo lejos la trans amigable que todos conocemos de la tiendita de ropa de Avenida Juarez, - hola linda como estás-, - bien mi amor aquí saliendo a oriarme un ratito y ayudando a esta a cambiarse- , muac muac; detrás de una cortinita se asoma un trasero flaco enfundado en un licras con relleno de la estrella de la noche, nada menos que Yuri versión tepetapa a la media noche, tomamos una mesa y se acerca el mesero, - ustedes pidieron esto - , -no, no pedimos nada, - ok dejenme checar-, cinco minutos transcurren y regresa el mesero, - perdón es una cortesía de alex para ustedes-; Je ne peux pas croire, I can believe it, no lo puedo creer, no manches, la peda de la noche cortesía de un chacal para los cinco, este es nuestro día, obviamente en respuesta los agradecimientos acompañados de una sonrisa coqueta para el disparador. Al cabo de unas cuantas cervezas y unos torres ganados con nuestro culitito esfuerzo, el alcohol comienza a hacer lo suyo, al ritmo de "la maldita primavera" decido probar los labios de mi amiguito flaquito, de verdad que son los mejores besos de entre muchos que me han dado, cargados de cierta inexperiencia aún y con labios carnosos que hay de sobra para entretenerse un buen rato; el bailarin amante y mi amigovio por su lado hacen lo propio, mientras mi amiwi gandalla por su cuenta no le quita la vista al trasero del stripper chacal de la noche, acompañado de sirenas tentadoras (porque no dejan de tentar el cuerpo del odiseo de billete devaluado).
Ya con el ambiente más encendido, las copas más vacías, el calor del subterráneo sin ventanas y la lumbre en las manos de todos los asistentes, los chacales entran en escena, al ritmo del chill out del Budha Bar parisino con cinco años de retrado, dejan a un lado sus playeras; los dorsos esculpidos por el gimnasio de la vida se dejan ver, no son de marmól fino, sino producto de la fragua de la cal, el cemento y la mezcla de la chinga de la obra; cuerpos morenos, pardos y trigueños que dejan ver los frutos del esfuerzo de mil pesos a la semana, de verdad que estos cuerpos no tienen comparación alguna, no se consiguen en el gimnasio, ni en un implante, se ganan a punta de madrazos entre la banda. En este punto todas las locas quedamos hipnotizadas al ritmo del baile dorsal semidesnudo de estos adonis de olimpo mexicano, las chicas tentadoras se abalanzan sobre ellos y permitiéndose tocar un brazo, un gluteo o un pectoral movilizan las parras de estos dioses bisexuales cachondos que sin nada a cambio decidieron darle una chispa más al ambiente en este antro, materia prima que sólo se encuentra en estas mazmorras y no en el antro nice de siempre lleno de reinas chulas como nosotros. A estas alturas ya había hecho yo lo propio con ayuda de los labios de mi amigo flaquito y de mi amigovio, el gandalla de mi amigo por su lado tomándose unas palomas a cuenta propia, y nuestro amigo bailarin amante aproximándose a mí para, so pretexto de bailar una canción, también probarme un beso. Listo, esta noche está completa.
En el ambiente sonidero con "la yuri" y el stripper haciendo comparsa se van las horas rápido, la madrugada le gana a nuestras ganas de divertirnos y decidimos terminar con nuestra incursión a uno de los círculos de dante; mi amiguito flaquito de regreso al baldío para escabullirse de nuevo al resguardo de la protección paterna, la gandalla a la comodidad de las pantuflas y su bata de señora fondonga; los otros tres pensamos que la madrugada es la juventud del día, el frescor rocío se siente en la piel, huele a juventud, y ¡oh por dios!, la madrugada también sabe a juventud cuando nos decidimos a probarla.
Llega mi amiguito flaquito después de una travesía gatuna de escape de su casa por en terreno baldío, caminamos con rumbo al teatro principal, -así que esa muyerz con sombrero que viene allá es tu macho-, dice mi amigo gorda gandalla con ironía, mi amigovio contesta lo propio, el bailarin amante se aproxima con cautela saludando a todos tratando de evitarme (alguna ocasión tuve que enojarme para dejar en claro los límites), me saluda y andamos rumbo al wish. A la entrada, cover cuarenta pesos "HOY YURI", mucho para el antro supongo que pensamos todos, pero el flaquito se nos adelanta, pide chance de entrar a buscar a X y regresa acompañado de un chacal de gestos toscos, gluteos grandes y actitud firme, - deja entrar a los cinco we - , - ¿a los cinco?-, -sí los cinco vienen conmigo-, creo que mi amigo flaquito en algún momento desquitara los dosccientos pesos que no entraron vía cover.
Ya adentro el ambiente un tanto denso, a lo lejos la trans amigable que todos conocemos de la tiendita de ropa de Avenida Juarez, - hola linda como estás-, - bien mi amor aquí saliendo a oriarme un ratito y ayudando a esta a cambiarse- , muac muac; detrás de una cortinita se asoma un trasero flaco enfundado en un licras con relleno de la estrella de la noche, nada menos que Yuri versión tepetapa a la media noche, tomamos una mesa y se acerca el mesero, - ustedes pidieron esto - , -no, no pedimos nada, - ok dejenme checar-, cinco minutos transcurren y regresa el mesero, - perdón es una cortesía de alex para ustedes-; Je ne peux pas croire, I can believe it, no lo puedo creer, no manches, la peda de la noche cortesía de un chacal para los cinco, este es nuestro día, obviamente en respuesta los agradecimientos acompañados de una sonrisa coqueta para el disparador. Al cabo de unas cuantas cervezas y unos torres ganados con nuestro culitito esfuerzo, el alcohol comienza a hacer lo suyo, al ritmo de "la maldita primavera" decido probar los labios de mi amiguito flaquito, de verdad que son los mejores besos de entre muchos que me han dado, cargados de cierta inexperiencia aún y con labios carnosos que hay de sobra para entretenerse un buen rato; el bailarin amante y mi amigovio por su lado hacen lo propio, mientras mi amiwi gandalla por su cuenta no le quita la vista al trasero del stripper chacal de la noche, acompañado de sirenas tentadoras (porque no dejan de tentar el cuerpo del odiseo de billete devaluado).
Ya con el ambiente más encendido, las copas más vacías, el calor del subterráneo sin ventanas y la lumbre en las manos de todos los asistentes, los chacales entran en escena, al ritmo del chill out del Budha Bar parisino con cinco años de retrado, dejan a un lado sus playeras; los dorsos esculpidos por el gimnasio de la vida se dejan ver, no son de marmól fino, sino producto de la fragua de la cal, el cemento y la mezcla de la chinga de la obra; cuerpos morenos, pardos y trigueños que dejan ver los frutos del esfuerzo de mil pesos a la semana, de verdad que estos cuerpos no tienen comparación alguna, no se consiguen en el gimnasio, ni en un implante, se ganan a punta de madrazos entre la banda. En este punto todas las locas quedamos hipnotizadas al ritmo del baile dorsal semidesnudo de estos adonis de olimpo mexicano, las chicas tentadoras se abalanzan sobre ellos y permitiéndose tocar un brazo, un gluteo o un pectoral movilizan las parras de estos dioses bisexuales cachondos que sin nada a cambio decidieron darle una chispa más al ambiente en este antro, materia prima que sólo se encuentra en estas mazmorras y no en el antro nice de siempre lleno de reinas chulas como nosotros. A estas alturas ya había hecho yo lo propio con ayuda de los labios de mi amigo flaquito y de mi amigovio, el gandalla de mi amigo por su lado tomándose unas palomas a cuenta propia, y nuestro amigo bailarin amante aproximándose a mí para, so pretexto de bailar una canción, también probarme un beso. Listo, esta noche está completa.
En el ambiente sonidero con "la yuri" y el stripper haciendo comparsa se van las horas rápido, la madrugada le gana a nuestras ganas de divertirnos y decidimos terminar con nuestra incursión a uno de los círculos de dante; mi amiguito flaquito de regreso al baldío para escabullirse de nuevo al resguardo de la protección paterna, la gandalla a la comodidad de las pantuflas y su bata de señora fondonga; los otros tres pensamos que la madrugada es la juventud del día, el frescor rocío se siente en la piel, huele a juventud, y ¡oh por dios!, la madrugada también sabe a juventud cuando nos decidimos a probarla.

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